En este nivel, se realizan pruebas más detalladas en áreas clave del software, profundizando en aspectos críticos para asegurar un desempeño confiable.
Este plan de QA se enfoca en una evaluación minuciosa de las áreas críticas del software, priorizando la confiabilidad del sistema y su capacidad para responder de forma consistente bajo diversas condiciones. La estrategia se centra en fortalecer la calidad desde dentro, afinando los procesos de testing y asegurando una cobertura efectiva tanto en etapas de desarrollo como en producción.
Se impulsa una aproximación estratégica al control de calidad, integrando prácticas modernas de automatización de pruebas para aumentar la eficiencia sin comprometer la profundidad del análisis. Al mismo tiempo, se aplican pruebas funcionales rigurosas junto con ciclos continuos de regresión para garantizar que los cambios no introduzcan fallos en funcionalidades existentes.
Además, se incorpora un enfoque de observabilidad en entornos reales de uso, permitiendo monitorear activamente el comportamiento del sistema en producción y reaccionar de manera proactiva ante cualquier desviación en la calidad. Todo esto permite mantener un estándar elevado y sostenido, alineado con las expectativas del negocio y del usuario final.